Iridiscente
Pliegues de realidad nos otorgan la frágil creencia del control de la materia. La mancha se devela dando inicio a la danza del color, que sigue su propio pálpito. Conciliación y apertura, un diálogo entre lo orgánico y las construcciones sociales. La artista indaga en el vértice y la curva, la iridiscencia ofrece una multiplicidad de respuestas. ¿Desde dónde mirar? Quizás la elección más osada es atrevernos a jugar, dejar que su obra nos interpele en un proceso infinito de (re)creaciones. Magdalena Rojas va al rescate de la materialidad, explorando, venciendo miedos, monstruos y voces. Atraviesa la frontera como una hechicera que restituye la memoria de los ancestros, sin abandonar la vanguardia. Lo orgánico está arraigado en ella. Su creación nos envuelve y devuelve un espejo, a veces negado o quizás evitado. Hay una sugerencia implícita de que la intuición nos conduce a una convivencia armónica, la que dependerá de cuánto estamos dispuestos a implicarnos en este encuentro. Nos da la posibilidad de contemplar que somos parte del engranaje universal. Texto: María Luisa del Campo GH. / Galería Collectio / 2022